Dando vuelta mi cabeza, logro rozar otra vez mi nariz húmeda contra mi almohada, contra la confidente de mis sueños, la que logra cobijarme cada vez que lo necesito, la que me convence que solo nos tenemos la una a la otra, y sin embargo no necesitamos de mas, la única que ha visto cada una de mis caídas y aun así no me ha dejado.
La acerco a mi pecho y con mucha fuerza la sostengo, queriendo olvidar lo que en ese momento me daño, queriendo olvidar tantas cosas, incluso el echo de estar viva, cierro mis ojos queriendo dejar de sentir para que eso no afecte en tu mirada, en tus palabras, en tu corazón. Me duermo tan solo un instante entrecruzando mis manos por sobre mis ojos, recordando tantas cosas en las que eras tu el motor de mis ideas, donde no bastaba mas que mirarte, para que las cosas salieran como correspondían, esas cosas que hiciste para mi, que aunque no fueran importantes, las conservo como un tesoro en mi corazón, porque se que las hiciste por mi, y eso no sabes cuanto significa.
Me levanto de mi cama asomándome al espejo, ese mounstro grande, que por mucho tiempo le temí, lo miro y me miro, veo exactamente lo que siempre he visto, pero ahora con unas manchas nuevas en mi cuerpo, al parecer es suicidad, una suicidad áspera y dolorosa. Pretendiendo borrarlas de tu cuerpo comienzas a limpiártelas, despacio y suave, sin producir ni siquiera calor en tu cuerpo, pero a medida que avanzas, te vas dando cuenta que siguen ahí, que no son manchas fáciles, que pro mas que limpies, no se borraran, y comienzas a desesperarte, y a limpiar con mas ganas, tienen que salir- te dices a ti misma, no puedo quedar manchada para siempre, no puedo-, transcurren las horas, y caes derrotada al suelo, con todo tu cuerpo rojo y lastimado por la fuerza de tus manos, que hicieron hasta lo imposible por dejarte limpia, pero aun así, pareciera que las manchas están tatuadas a tu piel. Pretendes esconderlas, pero la gente se da cuenta de tu situación, te mira con extrañeza sintiéndote observada por lastima, tienes miedo de lo que te digan, de que te juzgues, ya no existe otra opción que esconderte bajo los escombros que la soledad te ha dejado, esconderse para vivir o para morir, esconderse porque sabes que no mereces sentir la brisa del viento en tu cara, esconderte de la gente que te daña, pero aun mas profundo, debes esconderte de ti misma, porque con esas manchas que consumen tu cuerpo, estas consumiendo tu alma…